jueves, 27 de enero de 2011

La observación y la exploración del mundo físico y social: actividades manipulativas y lúdicas.


El conocimiento de las propiedades de los objetos se va consolidando mediante su experiencia con ellos, la intervención del adulto y el uso del lenguaje.
En las actividades conjuntas el adulto va nombrando las propiedades de los objetos lo que hace que el niño/a aprenda además de éstas, los nombres que las designan, estimulando su pensamiento simbólico.
Respecto al conocimiento lógico-matemático, las investigaciones hablan de cómo ésta progresa apoyándose en actividades practicas como la de contar objetos, separarlos, juntarlos, distribuirlos, compararlos, etc.
El desarrollo del conocimiento social, esta estrechamente ligado en este periodo, a la participación del niño/a en juegos simbólicos.
Muy tempranamente los niños/as mantienen un comportamiento lúdico con los objetos que tienen mas próximos. Para Brunner (1972) manipular un juguete y abrir y cerrar una caja no son fenómenos diferentes. Su comprensión por el sujeto constituye primero un conocimiento activo, luego icónico y por ultimo simbólico.
En el juego de manipulación de objetos los niños/as descubren nuevas asociaciones provocadas por esos objetos, que cuestionan sus conocimientos sobre el medio físico. La experiencia manipulativa exploratoria hace mas hábiles a los que han tenido un contacto mas exhaustivo con todo tipo de objetos interesantes.
El juego es instrumental, es representativo, interactivo y social. Es importante incluir actividades lúdicas en el curriculum de los niños y niñas de Educación Infantil porque les ayuda a progresar en la construcción del conocimiento físico y muy especialmente del conocimiento social.

Conocimiento social: noción de identidad personal. Adquisición de la identidad sexual y de género.


La noción de “identidad personal” es posterior en su adquisición a la simple “identidad existencial” alcanzada en el periodo anterior. Se trata del conocimiento de uno mismo, no sólo como una existencia individual y separada, sino como una entidad con unas características propias de naturaleza física, psicológica, social, etc.
Cuatro aspectos cuya importancia se va modificando con la edad, han sido considerados como configuradores del conocimiento de sí mismo: físico, activo, psicológico y social. Los dos primeros son características de la etapa de la Educación Infantil. A partir de aquí los otros dos van a cobrar mayor significación hasta caracterizar el auto concepto del adulto.
La identidad sexual es la noción que el niño/a va adquiriendo sobre las características que le definen como perteneciente a uno u otro sexo y que le permite expresar “soy niño, soy niña”. La identidad de genero incluye además del conocimiento de los roles y características que la sociedad asigna como propias a cada no de los sexos.

El conocimiento del mundo físico: moción de causalidad.


Es la progresiva diferenciación que se va produciendo entre el sujeto y objeto y así se va facilitando para el niño la construcción de conceptos mas objetivos del mundo físico.
La génesis del concepto de causalidad.
Para Piaget, la diferenciación total entre el sujeto y los objetos no se ha operado en el plano de la representación mental, de modo que el pensamiento del niño traducirá esta carencia en su concepción del mundo físico, que estará caracterizada por el:
-          Animismo: el niño/a atribuye a los objetos inanimados características que son propias de los seres humanos, conciencia, intencionalidad, sentimientos, etc. Razona por analogía con su propia experiencia al no poseer un criterio claro de distinción entre los cuerpos vivos y los cuerpos inertes.
-          Artificialismo: asimila la actividad de la naturaleza con la actividad humana que le es más familiar, tendiendo a considerar que las cosas son fabricadas por el hombre.
-          Realismo: supone la indiferenciación entre el mundo psíquico y el físico, entre el mundo de los pensamientos, sentimientos, sueños y la realidad objetiva.

El desarrollo cognitivo de 2 a 6 años. Periodo preoperacional.


Limitaciones del pensamiento preoperatorio
Piaget define el pensamiento de este estadio con las siguientes notas:
1-. Egocentrismo. El egocentrismo es lo que hace que un niño/a no entienda por qué su amigo prefiere ver la televisión a jugar con él, por ejemplo.
2-. Centración. La centración hace que el niño/a no pueda considerar simultáneamente la altura y la anchura de los vasos para compensar ambas dimensiones.
3-. Irreversibilidad. La irreversibilidad de su pensamiento imposibilita al niño/a a imaginar en por ejemplo; que un liquido es el mismo, pues si ponemos en un recipiente y después lo volvemos al recipiente donde estaba, se daría cuenta de que la cantidad no ha cambiado.
4-. Sincretismo. Su razonamiento es transductivo. No procede ni por inducción ni por deducción. Por ejemplo, de dos proposiciones particulares concluye una proposición universal, manifestando una total falta de necesidad lógica.
Logros del pensamiento preoperatorio
Flavell (1984) señala lo siguiente:                                                                          
El niño de los 2 a los 6 años “se convierte en un sistema abierto con respecto al flujo de información”. Está en mejor disposición que el niño/a del periodo anterior tanto para transmitir mensajes como para recibirlos. Mediante la comunicación se inhibe, se impulsa, se guía, se dirige, se modela y se influye en la conducta a quien va dirigida.
Aparece una cierta capacidad de autocontrol sobre su propio comportamiento como la de:
a.       Iniciar y mantener una conducta
b.      Inhibir conductas deseables pero inadecuadas o prohibidas.
c.       Aplazar y suspender una actividad.
d.      Demorar la obtención de una gratificación.

La adquisición de estas nuevas habilidades hacen que el niño sea mas educable, entrenable y evaluable: “se convierte en un organismo comprensible, gobernable y autogobernado, internamente dirigido y auténticamente voluntario” (Flavell, 1984).

miércoles, 26 de enero de 2011

Conclusión

A lo largo de este capítulo se ha podido constatar que el niño de edad preescolar tiene un amplio y articulado conocimiento del mundo. Sin entrenamientos especiales, el pequeño ha logrado desentrañar la compleja trama de relaciones espaciales, temporales, causales y hasta motivacionales sobre las que se teje la experiencia cotidiana.
Este conocimiento se adquiere muy pronto, en contacto con la rutina diaria de actividades y la interacción permanente con los objetos y especialmente con las personas. Sin embargo, esta organización en esquemas, aunque sufre cambios importantes con la edad, se mantiene invariante a lo largo de la vida.
Procesos tales como comprensión y memoria, así como la capacidad de establecer inferencias sobre nuevas informaciones, se benefician del conocimiento previo y la familiaridad del niño con los materiales de la tarea.
El niño de preescolar es un activo elaborador de estrategias de aprendizaje que es capaz de aplicar sistemáticamente en la resolución de problemas, reglas y principios que conoce implícitamente. Solo resta que el educador, no subestime las posibilidades educativas del niño preescolar y le proporcione un medio cultural y experiencial enriquecido en el que pueda desplegar plenamente sus capacidades.

Memoria y utilización de estrategias. Resolución de problemas.


Una buena parte de las actividades de aprendizaje que el niño preescolar realiza está basada en la utilización de estrategias de memorización.
Más que ser una cuestión de ausencia-presencia, el desarrollo de estrategias de memoria implica un progresivo refinamiento de los procedimientos de memorización que lleva a cabo el niño y su mayor eficacia. Las dificultades que tienen los psicólogos para evaluar el uso de estrategias en el niños muy pequeños responden a un hecho incuestionable: a tales edades hay que vigilar expresamente el estado motivacional del niño hacia la tarea, su grado de implicación personal, el tipo de demanda mnémica (relativo a la memoria) que le solicitamos, y la familiaridad con el material de aprendizaje.
Según la teoría de Piaget, una de las notas más definitorias del pensamiento preoperatorio en relación con el operatorio es su funcionamiento asistemático y basado en indicios perceptivos.
En la edad preescolar, cuando el niño se enfrenta a un problema su conducta es azarosa y errática, guiada solo por principios de ensayo y error.
Gelman y Gallistel (1978) se propusieron investigar sobre la adquisición de las nociones de cuantificación y su aplicación aritmética. Para ello partieron de un modelo teórico que prescribía la existencia de una serie de principios que el niño debe conocer para saber contar. Estos son: correspondencia uno a uno, supone conocer que a cada objeto de una colección se le debe asignar un solo numero; el principio de ordenación estable, indica la conveniencia de expresar los nombres de los números en un orden constante; principio cardinal, establece que el ultimo numero de una secuencia numérica corresponde al valor cardinal del conjunto; el principio de abstracción, define los objetos o fenómenos enumerables; y por último, el principio de irrelevancia del orden, establece el carácter arbitrario de la asociación entre un determinado objeto y un numero, ya que puede contabilizarse en diferente lugar o posición con respecto al resto.
Por otra parte, Siegler, demuestra que las bases de este desarrollo comienzan a establecerse a partir de los tres hasta los cinco años.
Siegler parte de un análisis racional de la tarea suponiendo que su resolución implica cuatro reglas. La primera regla consiste en considerar solamente los pesos, de modo que si son iguales, la balanza permanecerá equilibrada. La segunda regla considera también el peso, pero examina la distancia al fiel, en el caso de que los pesos sean iguales, la tercera regla, se considera tanto el peso como la distancia; sin embargo, en el caso de que ambos lleven a predicciones contradictorias (un lado con mayor peso y el otro con mayor distancia), el sujeto responde de manera inconsistente. Por último, la cuarta regla, supone la resolución de tales inconsistencias, ya que el sujeto multiplica cada peso por su distancia correspondiente y compara los productos.