El niño debe adquirir una noción de sí mismo, primero como objeto físico, una cosa entre muchas cosas, después como objeto psicológico, una persona entre personas.
Los primeros indicios de reconocimiento global de las personas podemos encontrarlos hacia el tercer mes de vida. A esta edad los bebes discriminan o dan preferencia a personas por medio de diferentes conductas (sonrisas, miradas, llanto, etc.)
Convertir a la figura de apego en un objeto permanente es uno de los logros más decisivos del desarrollo del conocimiento social. La figura de la madre es probable que sea el primero de los objetos permanentes del bebé.
El reconocimiento de sí es posterior al reconocimiento de su imagen en el espejo como si se tratara de otra persona, a finales del primer año es cuando ya distinguen su imagen siempre y cuando sea actual.
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